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Agencias | Ciudad de México | 28 Nov 2023 - 11:33hrs
Las mujeres están siendo enganchadas cada vez más por el crimen organizado en México, un fenómeno impulsado por la falta de oportunidades y de protección en el país, así como por las estrategias criminales que las usan para distribuir drogas y evadir a las autoridades.
Un estudio realizado por la organización International Crisis Group revela que los cárteles están reclutando a las mujeres por diferentes motivos, entre ellos, porque las autoridades sospechan menos y son forzadas fácilmente a permanecer en las filas de las organizaciones con amenazas de reclutar a sus hijos.
Según un informe publicado este martes por Crisis Group, de 2017 a 2021 aumentó el porcentaje de mujeres en prisión acusadas de delincuencia organizada, del 5.4% al 7.5 por ciento.
De acuerdo con el estudio, titulado Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos, para la mayoría de las mujeres que fueron entrevistadas consideran que formar parte de un grupo del crimen organizado es una forma de autodefensa, ya que se desenvuelven en áreas con altos índices deviolencia contra la mujer.
Además de que les otorgan cierta autonomía financiera y una percepción de dignidad.
Una mujer en prisión contó: “desde muy morrilla entendí que tienes de dos, o te haces cabrona o te lleva la chingada y no es así como que digas ‘ay, voy a ser malandra’, pero te das cuenta que no puedes andar en la pendeja, que si quieres vivir tienes que saber cómo defenderte y saber con quién te juntas y una cosa lleva a la otra, y terminas así.”
Las entrevistas realizadas por la organización sugieren que las vías por las que las mujeres en México llegan a las filas de los cárteles son dos: sus parejas y el consumo de drogas en zonas pobres, vías que no se excluyen entre ellas y que incluso se refuerzan.
Según encontró la organización, las mujeres ocupan cinco cargos principalmente: ladronas de autos, tenderas o administradoras de expendios de droga, checadoras o supervisoras, sicarias, jefas de grupo y en raras ocasiones, jefas de plaza, aunque nunca más arriba en el organigrama.
“Algunas le dijeron a Crisis Group que los grupos criminales consideran que a las mujeres se les facilita pasar desapercibidas, ser más observadoras y pacientes y mantenerse fuera del radar de la policía y el ejército”, detalla el estudio.
Pero una vez dentro de la organización, y habiendo crecido, las mujeres tienen que ejercer una mayor violencia debido a los estereotipos de género; suelen sentirse orilladas a demostrar su autoridad ante los hombres que a pesar de estar en rangos menores, las veían hacia abajo.
“Yo era la única mujer… Y eso no les gustaba... Había veces que yo estaba allí y alguien decía, ¿cómo que me vas a mandar tú?, y yo sin mente sacaba mi nueve y a la cabeza, oye, bájale huevos (sic), aquí la patrona soy yo y si no te gusta mijo pues ábrase, cómo ve. Y si no le bajaba, ahí mismo quedaba [le disparaba] y los otros se encargaban del cuerpo, porque al patrón no le gustaba que dejáramos bronca, entonces ya sabían cómo era yo, por las buenas, muy buena, y por las malas, la peor”, contó una mujer a Crisis Group.
También se descubrió que en algunos casos, cuando las mujeres quieren dejar la vida criminal, sus hijos son reclutados como amenaza o como represalia, incluso cuando las mujeres ya se encuentran en prisión.
“Cuando caí [a la cárcel], mi hijo menor tenía diez años.... Cuando venían a visitarme yo no tenía nada que darles… veíamos a las otras familias comiendo en las mesas de al lado y nosotros no teníamos ni una soda para compartir. Un día vino a visitarme muy contento y me enseñó que tenía $300 para comprarme lo que quisiera, y entonces empecé a llorar, y le pregunté, ¿qué hiciste hijo?, él simplemente me abrazó y me dijo, lo que tenía que hacer para comprarte una comida en este lugar... Fue entonces cuando supe que había empezado a trabajar como sicario, tenía catorce años”, contó una mujer a la organización.
Cris Group propone soluciones
International Crisis Group planteó algunas medidas que podrían realizarse entre los tres niveles de gobierno y organizaciones civiles para combatir el reclutamiento de mujeres en el crimen organizado, como crear centros comunitarios y de reinserción que incluyan tratamientos de abuso de sustancias sin que haya necesidad de internar a las mujeres, que muchas veces son madres, además de guarderías, atención médica y formación laboral.
“En el centro de estas iniciativas está el objetivo de dar a las mujeres jóvenes un mayor sentido de pertenencia, utilidad, capacidad y poder, reinserción y reintegración... Estas iniciativas también demuestran la necesidad de proyectos de desarrollo a largo plazo en las comunidades donde las mujeres van a reintegrarse”, explica el estudio.
Para el estudio se realizaron trabajos en campo en los estados de: Ciudad de México, Zacatecas, Morelos, Sonora y Baja California entre julio de 2022 y junio de 2023, a través de 9 talleres con 70 en prisiones o en centros de rehabilitación por abuso de drogas para realizar o en centros de 14 entrevistas con mujeres que pertenecen o pertenecieron a grupos criminales, además se realizaron 27 entrevistas a especialistas sobre el tema.
“Mientras los grupos criminales de México ofrezcan a las mujeres la protección y el bienestar que el estado, en muchos casos, no ha podido garantizarles, habrá incentivos para que ellas se unan a sus filas y la crisis de seguridad continuará profundizándose”, concluyó Angélica Ospina, miembro del Equipo de Género para México de Crisis Group.